Soledad, que cuando llegas me encuentras,
insomne, paciente y resignado.
Soledad, que te escondes tras puertas,
cerradas y selladas con candado.
Escapa conmigo por esos tejados,
juguemos tras las chimeneas,
saltemos unidos en un abrazo,
que se reflejen en la luna nuestros retratos.
No dudes, no rechaces mi oferta,
no podrías llegar sola hasta ella,
convénceme de lo contrario acaso,
y serás libre de seguir volando.
Podemos vencer a la noche,
podemos ganar esta partida,
cuando la blanca luna se esconda,
estaré yo dormido y tu desaparecida.
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